Desde tiempos inmemoriales siempre ha habido una separación entre cuerpo y mente y eso, hoy día y en este ámbito propone una gran pregunta ¿podemos hacer educación física sin cerebro? - ¿Realmente podemos hacer educación física sin desarrollar nuestra mente?
Cuando un niño hace educación física ¿puede sacar su cuerpo a jugar y el cerebro a descansar? -¿Puede dejar de pensar para ponerse a jugar?. ¿Puede dejar de implicarse cognitivamente, para hacerlo corporalmente solamente?. No, no. No es así. Es más, quizás sea en esos momentos en los que el niño pone todo su potencial cognitivo y toda su inteligencia para alcanzar el objetivo del juego - , siempre y cuando esté motivado. No se puede obviar que el juego para un niño es algo de suma importancia, es su modo de vivir e ir descubriendo el mundo que le rodea, sus emociones, sus dificultades, sus frustraciones, sus posibilidades, sus limitaciones, etc. (y este tema daría para otro podcast). El ser buenos en el juego, es para ellos, una sobredosis de autoestima, de confianza. De hecho, los líderes de los grupos clase, suelen tener un aspecto en común: son hábiles con su cuerpo.
¿Quién no ha escuchado el típico “mens sana in corpore sano”? Pero vamos un paso más allá, ¿podéis imaginar “mens insana in corpore sano” o “mens sana in corpore insano”? ¿Es difícil verdad? Y no me estoy refiriendo al cuerpo sano fortalecido e hipercuidado, sino a un cuerpo de niño ausente de enfermedad y obesidad. Bajo mi punto de vista, el cuerpo y la mente son indisolubles.
De hecho, toda información provenga de donde provenga pasa por el cerebro, excepto aquellos casos de urgencia, que es la propia médula la que ejecuta el movimiento que estime oportuno. El cuerpo no funciona solo, al cuerpo lo dirige el cerebro a través del sistema nervioso, el cuál conecta con los músculos para ejecutar el movimiento último. El cerebro es el jefe último de todo nuestro cuerpo (pensamientos, movimientos, creencias, etc.), incluso cuando estamos durmiendo (sueños, pesadillas, nerviosismo, etc.). Cuando pensamos usamos nuestro cerebro. Cuando pensamos en cómo conseguir un gol, utilizamos nuestro cerebro y lo ejecutamos a través del sistema músculo-esquelético. Cuando pensamos en cómo resolver un problema de matemáticas, utilizamos nuestro cerebro, igual que cuando pensamos en resolver un problema que se plantee en algún juego. Y diría más, cuando tenemos un objetivo en un juego y las circunstancias de éste son cambiantes (como es lo habitual en educación física), utilizamos nuestro cerebro de forma continuada, debido a que las situaciones cambian constantemente (nuestros compañeros cambian de lugar, la pelota no deja de estar en movimiento, los adversarios intentan impedir que cumplas tu objetivo, etc.). Y bajo estas circunstancias no cabe otro pensamiento que el cerebro está continuamente percibiendo todo su alrededor, analizándolo y ejecutando lo que estima más conveniente para conseguir ese objetivo. De esta forma podemos decir, que la función cerebral es bastante intensa durante el juego y es un esfuerzo cognitivo continuo y continuado.
Si hay algo importante en la vida, es el cuerpo humano, entendido como un todo global - . Con él nos movemos, actuamos, nos emocionamos, nos divertimos, trabajamos, descansamos, es decir, vivimos con él y dentro de él. Dominar, en la medida de las posibilidades de cada uno, el propio cuerpo es fundamental en una educación global e íntegra. El cuerpo humano no son dos partes diferenciadas, el cuerpo por un lado y la mente por otro. El cuerpo es un todo en el que conviven sentimientos, sistema nervioso, músculos, órganos, huesos, conocimientos… Si algo no va bien, el resto se verá afectado. Un buen dominio del cuerpo, un buen desarrollo de éste repercutirá de manera muy positiva en la formación del niño, tanto a nivel corporal (pulmonar, cardíaco, músculo-esquelético, etc.) como a nivel mental (autoestima, concentración, atención, superación, empatía, etc.). Son diferente los estudios científicos que avalan la práctica de actividad física como un beneficio importantísimo, no solo en la psique del niño, sino también en la de los adultos.
Son muchos los estudios que avalan que hacer educación física, aporta muchos beneficios, no solo corporales sino de sensaciones, de satisfacción personal, de felicidad… ¿qué ocurre cuando ya de adultos hacemos una sesión de actividad física? Nos solemos encontrar bien, porque además de la actividad física, las hormonas que se liberan ayudan a la mente a centrarse, a concentrarse, a estar contento con uno mismo, con su alrededor, a ser más feliz en definitiva.
Tenemos que entender que el cuerpo es un todo. Que nada de separaciones entre cuerpo y mente. Es un todo. Y como un todo que es, debemos de tratarlo así. Por eso cuando el niño está realizando educación física, no solamente se está beneficiando de una educación en valores, de una educación corporal, de una educación saludable, sino que también, se está beneficiando de de un desarrollo y maduración del sistema neuromuscular, se está beneficiando de desarrollar estrategias de pensamiento que le permitan cumplir sus objetivos, de desarrollar esa adaptabilidad a las circunstancias (siempre cambiantes) que exige la práctica de la educación física, etc. Es decir, desde la educación física se potencia y desarrolla una educación integral del niño.
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