Uno de los problemas que está originando una mayor preocupación en la sociedad
actual es la tendencia que la población tiene a adquirir estilos de vida poco saludables;
esta realidad adquiere una repercusión especial en la adolescencia, pues a medida que
se avanza en dicha etapa se produce un mayor deterioro en este sentido.
Además, la adolescencia es un período crítico en la adquisición y consolidación de hábitos de vida. De hecho, solamente el 6% de los adolescentes cumple las recomendaciones de actividad física, consumo de fruta y verdura y desayuno. La Organización Mundial de la Salud señala que seis de los siete factores
determinantes para la salud están relacionados con la alimentación y el ejercicio físico
(OMS, 2002); también indica que todos ellos son susceptibles de modificarse. En este sentido, el ámbito escolar posee un gran potencial
al respecto y, por tanto, una enorme responsabilidad. Y, en especial, la Educación Física, la cual nunca ha sido tan necesaria como en la actualidad.
DECÁLOGO PARA LA ADQUISICIÓN DE HÁBITOS SALUDABLES EN EDUCACIÓN FÍSICA.
Para llevar a cabo la consecución de estos hábitos se propone un análisis que el alumno y el profesor deben hacer de manera conjunta desde la realidad de
partida, así como de las aspiraciones del primero (junto con el visto bueno de las
familias). Es más, cada hábito debe tener un grado de compromiso variable, en función de la
realidad de partida: ausencia, deficiencia o existencia (en el caso de hábitos negativos
para la salud). En definitiva, los alumnos deben ser quienes determinan sus propias
metas, dado que, por un lado, en estas edades ya son capaces de opinar sobre sus
hábitos y, por otra parte, es recomendable favorecer una actitud crítica sobre ellos.
Finalmente, se deben concretar 15 compromisos saludables (con dos o tres niveles de
medida según la variable en cuestión):
Con los resultados de este estudio se pretende que los alumnos de Secundaria se comprometan a modificar hábitos de vida para conseguir comportamientos más saludables y que los efectos positivos alcanzados se mantengan en el tiempo una vez terminada la intervención. De este modo, se podrá fundamentar y dar valor a los resultados más representativos.